Pintura de Teresita Pol acrílico en lienzo.
Prólogos
Yo que robé la percha de un traje y sucumbí a la doctrina del muro, me volví gentil por definición de
Teresita que participa a dúo y tinta de pensamientos, sus letras bailan alrededor de las mías.
Jorge Pastor Melo.
Un día hubo un gentil que sólo fue idea, luego sentir y más tarde palabra, al ver la tierra sofocada de polvo y cruel sequía, compró el más grande aguacero, hombre gentil ese.
Teresita Pol.
|
Instalación en la naturaleza. Piedra granito. (En una calle de piedras, había una casa conocida, vivia el gentil) |
Poema: El Gentil
El gentil había nacido con escamas de la tierra y con el teorema de la escuadra y la regla de sus decires, el gentil sintió al bosque y su horizonte tapado, levó anclas y fue nube, fue viento y fue
mar, mar en tierra anclada en parálisis otrora, desangra el aire en el hombre que volvió cuando fue, halló su perfil, el gentil tuvo miedo de escucharse, se fugó de ésa idea, temió ver y se arrancó los ojos y los lavó con agua bendita.
Se cruzó con el hombre cuyo rostro eran huecos sin ojos, sin boca refugio, sus oídos murmullos desconocidos, se alejó con su frasco de agua bendecida, ya sin ojos y sin ideas, el gentil se topó con el intruso, vacío de miradas y de pensamientos, volcó el agua a su paso, crecieron palabras al instante, era una separación cuya distancia fue el esfuerzo de ver alejamiento, le quedó el huerto de las palabras, una cuerda de nudos, una caja de cerillas y lo más joven de la vida.
Al alejarse descubrió el huerto anudado y crecieron palabras encendidas, separó el campo del río y calzó a la sombra y afiló al pez tumbado.
El hombre se fundió en el verde, testigo de primaveras y veranos, sitio especial, destino místico, el calor hablaba del claustro impregnado de sebo y sudor, no había frescor pero sí betún de bota que recorría las andadas del polvo y el rezo de un reino que bebió una gota inclinada.
El gentil perdido en las calles sin hospedaje, sólo naufrago en las aceras, no encontró el devenir de la distancia.
Sus cabellos temblaban y sus sienes contemplaban la torpeza del tiempo, anduvo en la tragicomedia de las risas que miraban por detrás, se perdió en las risas ajenas, quiso estrenar un sentimiento, tejer encaje de lunas y dones, hilvanar instantes, robar historias.
Bestial seducía al día, víctima de un corolario muy lejano, fue sólo esqueleto.