Todo infundido en una pausa sin risas, era noche de paloma dormida, fue paz en olivo, inundado de abismo y memoria en tiempo transcurrido. así llegó el ayer, cuando pensaba en un mañana de ojos embebidos en la osadía de unas manos fregadas en el sudor de tu piel, hálito de humo.
NOCTURNIDAD ACOPLADA
Me sigo reconociendo
en negrura azul noche,
trasnoche prófuga
en música del silencio.
El cigarro dejó su humo
en una cuneta de carretera,
sin llegar a un final
ni vuelta atrás en las incertidumbres
que un susto silenció.
Final de un cansancio
que simbolizó la memoria,
nunca llegó.
Enterrada de barro retórico
que interpela quién la mira,
pues ojos son, reconocidos por ser visto
por una mirada que persiguió
la curva de una raya
que un horizonte la dibujó
en los olores quebrados
de un perfume aireado.
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