domingo, 13 de mayo de 2012

TIERRA MORDIDA.


Escultura en piedra (Caliza de la Cabrera).

POEMA

A mi, deudor de ser,
aspirante a la respiración tumoltuosa
del renacer junto a cariátides pausada
en los silencios antiguos,
venía sin reconocerse
en las tiriteras de los miedos,
envuelta en el ósculo verde
del horizonte sin fondo.
Seis fueron sus ojos
cuando callaron sus propios
en el zurrón del inhóspito pasado,
como si fuese taza vacía
en los aguajes del ruido movido;
donde fuese venido acompañar
el graznido del rosal.
Vientre del alba
en lo oscuro sombroso del turbión,
ladrado por el perro de hierro
en los próceres de la inmovilidad
y, como tal, la raya no continúa
la voz de su dedo de sal 
que fue piel de mar.
Plata descarada en tierra mordida
por el paladar de los sueños orgiástico;
trípode de pechos pulsados
en la clara pradera
maquinada en el inalcanzable azul.

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