Tú y mi paraguas
Tengo un paraguas antiguo, que espera que le abra
y una amiga que vive inmersa en soledad,
abriga siempre el viernes y aguarda la llegada
su estigma anuncia el eco que de su amor propaga
brindando su talento y su generosidad.
La montaña llora más sin saber solloza
gozando siempre, ahora, de su vitalidad.
La musa que en mi pecho danza y danza sin prisa
baila en el aire ilusa, donde la luz está.
Los poemas esperan de su voz atenuante,
y mi paraguas se abre a la lluvia sin par.
El musgo crece verde allí sobre mi mente,
fragmentos agarrados a tu roca de amor,
mas la llovizna cala mi centro suavemente
haciendo que el paraguas se abra para esperar,
que mi memoria sueñe y siempre te recuerde
y mis manos cansadas de tanto trabajar
colmen las viejas ansias de acariciar poemas,
mis ojos ya dormidos oirán tu palpitar
y mis oídos miran la majestuosa lluvia
de la vida que baila sin dejarte parar.
Mas mi paraguas llora porque quiere pasearte
con lágrimas que admiran tu ímpetu de andar,
tu espíritu y tu alma flotan con la palabra
aflorando sin pausa el don para crear,
hasta el amor se rinde y Dios siempre te escucha,
el mundo te comprende cuando intentas hablar;
los hombres te veneran, por tu naturaleza
génesis y universo que no tienen final.
Ángeles que te elevan, llevándote a su reino
tus versos son pilares del tiempo medieval
descansas cuando miras por esos ventanales
sabiendo que el paraguas por siempre se abrirá.
Tengo un paraguas antiguo, que espera que le abra
y una amiga que vive inmersa en soledad,
abriga siempre el viernes y aguarda la llegada
su estigma anuncia el eco que de su amor propaga
brindando su talento y su generosidad.
La montaña llora más sin saber solloza
gozando siempre, ahora, de su vitalidad.
La musa que en mi pecho danza y danza sin prisa
baila en el aire ilusa, donde la luz está.
Los poemas esperan de su voz atenuante,
y mi paraguas se abre a la lluvia sin par.
El musgo crece verde allí sobre mi mente,
fragmentos agarrados a tu roca de amor,
mas la llovizna cala mi centro suavemente
haciendo que el paraguas se abra para esperar,
que mi memoria sueñe y siempre te recuerde
y mis manos cansadas de tanto trabajar
colmen las viejas ansias de acariciar poemas,
mis ojos ya dormidos oirán tu palpitar
y mis oídos miran la majestuosa lluvia
de la vida que baila sin dejarte parar.
Mas mi paraguas llora porque quiere pasearte
con lágrimas que admiran tu ímpetu de andar,
tu espíritu y tu alma flotan con la palabra
aflorando sin pausa el don para crear,
hasta el amor se rinde y Dios siempre te escucha,
el mundo te comprende cuando intentas hablar;
los hombres te veneran, por tu naturaleza
génesis y universo que no tienen final.
Ángeles que te elevan, llevándote a su reino
tus versos son pilares del tiempo medieval
descansas cuando miras por esos ventanales
sabiendo que el paraguas por siempre se abrirá.

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