martes, 16 de septiembre de 2008


ENCUENTROS
En una mañana furtiva,
colgastes en el andamio de mi cuerpo
un abnegado abrazo,
con besos que andaban callados
cuando sellaban mis labios al borde de la escalinata,
con guardados clamores en los filos de la paralisis
de un tiempo determinado,
que airea los sentimientos ahogados
en las abandonadas soledades,
repletas de noches que duermen
con la memoria de los sueños,
abrigados de un sentir,
engarzado en los deseos de una mañana furtiva.

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