Me acosa la hipocresia que se abraza a la falsedad que expone la doble cara para vivir en el mundo de los aduladores.
Tengo la insolencia con la virtud de la frente elevada,
me ampara la valentía de la verdad,
con el desprecio a los necios hipócritas que beben en los vasos de la complacencia,
esconden en la mentira sus argumentos.
Te crees inteligente cuando te vistes con deseos de agradar en los remolinos de la confusión.
Que la noche te encubre, el día te maquilla la mascara de quita y pon.
Vete, replégate a tus confines de la conjura repelente,
axfisiante en el maloliente olor de tu cuerpo descompuesto
en facetas representativas que te otorgas.
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