domingo, 14 de febrero de 2010

Ebrio de destinos

Una mancha de vino permanece
en un día de olvido,
fue vino para recordar
el ancho de Castilla.
limita en el fondo
de una botella
con candores perdidos.

No asistí para huir,
el viaje estaba en el interior
de un espíritu sin camino,
impregnadas de llantas pegadas
al suelo inmóvil.

Bebí solo, sin canción,
ebrio de paisajes fragmentados,
manchados de rojo.

Vaso entre vaso,
había un rostro entre rostro,
vaporizados entre el humo y humo,
buscaba una carcajada entre carcajadas,
una locura entre cuerdos desproporcionados
en lo expresivo de lo anterior e inmediato,
se fundía contigo y lo mio.

Dame vino y Fauno se quedara dormido
en la tierra de la entrega,
prefiere vivir a morir en lo vivo.

Entrar en el reino de Baco,
se encontró con el ayer
venia acompañado con un mundo estrenado,
vientos de cabellos fraguados
en los confines de la guadaña,
recoge muñecos de trapo.

Se asoma a la bacanal.
orientados a los desafíos del vacío,
se guardan en la mente
con cuerpo de uno y mio.

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