Pedí sinceridad a la realidad y me devolvió el comercio de unos minutos que se fue con la tierra volada acompañada de viento.
Estuvo despierto desconfiado
de la tarde y los sonidos
que pululaban el plomo del aire.
Dolor sangre de fe herida brotada
en los temblores del cuerpo.
El cuarzo medía el tiempo arqueado
en la encías de menos y decadencia
en la respiración tópica flagelada.
No era fruto de concha ni cosecha
de la conciencia desdentada
cuando mis ojos agrupaban realidad
que duerme en él
y en la epopeya descreída en lo cierto.
Me remito al torpe sonido que pasó,
allá dejó la antigua herencia de las palabras,
el movimiento y la excusa
de ser vivificado en la vida.
EL LIBRO DE LAS SIETE PUERTAS. PRESENTACIÓN EN MADRID
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*L*a Embajada de Bélgica, la Delegación General de Valonia-Bruselas en
España y la Fundación Ortega Muñoz en colaboración con la Junta de
Ex...
Hace 7 meses
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