martes, 14 de julio de 2009

Texto: para un prólogo de reconocimiento

La semana pasada estuve acompañando a una persona que es voluntaria, desarrolla su trabajo en los hospitales llevando su labor, tiempo y amor a los niños que se encuentran solos con enfermedades duras, lejos de sus países y que lo único que pueden dar es compañía, sonrisas y cariño, fue una experiencia inolvidable, enriquecedora, a ella van estos versos de reconocimiento, gracias, el mundo todavía es bello.

Niño africano

En la paciencia del gato con manos de fuego,
duerme el rumor de un eco sorprendido
en el valle sin contornos,
ojos de niño
y cuerpo de ruedas,
piel comprimida
en el ébano de África,
risas que esconde sus risas
en paredes de un hospital
con pasillos doblados
que Narima apura para abrir,
cerrar y, no es el aire...
que quieto está.

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