
hará llegar a la noche,
espera hablar del olor desprendido.
O tal vez un grillo haga recordar
que cantar no es llorar
y andar es acortar el plano
de esa noche sin destino.
Se encuentra esos zapatos
en la anchura de su lugar.
Multitud en lo inclinados costados
de una raya de luz,
vuelve sin espalda
la dejó tendida
en una sábana sin limpiar
la abundante intimidad.
Regresa desunido,
llegó con la reliquia
de una mano bosquejada
en un pensamiento,
solo era cenizas de humo.
Ella esperaba en un cuadro de silencio
y no era ella,
dormía con sus brazos cansados,
era esa transfigurada en luna de ventana.
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